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29/05/2025 mayo 29, 2025

VIDA, VOCACIÓN Y MISIÓN DEL PADRE BERNARDO DE HOYOS

Les comparto dos textos (el primero, resumido y coloquial; el segundo, académico) del historiador Javier Burrieza Sánchez, de la Universidad de Valladolid, acerca de nuestro querido P. Hoyos, en víspera del gran congreso sobre el Corazón de Jesús. Incluyo la atractiva imagen elaborada por don José Luis Willen.

BEATO BERNARDO FRANCISCO DE HOYOS: LA HISTORIA DE UN JOVEN JESUITA EMPRENDEDOR. FIESTA DEL 29 DE NOVIEMBRE

Una de las vistas de mayor belleza de la provincia de Valladolid es divisar Torrelobatón cuando se está a punto de pasar por la cercana localidad de San Pelayo, viniendo desde el monasterio de La Santa Espina.

Como no podía ser de otra forma, la villa viene definida por la fuerte silueta de su castillo de raigambre comunera y por sus iglesias, la de San Pedro ya derrumbada, y la de Santa María, en pleno funcionamiento pastoral como parroquia. La fábrica y ruinas de la primera impresionan desde el camino de entrada y según he podido conocer, su primer derrumbe ocurrió en medio de una tormenta de una tarde del verano de 1933, cuando "un rayo acabó con aquella espadaña asomada a la arboleda del Hornija". En la segunda, la mencionada de Santa María, recibió las aguas bautismales, un 5 de septiembre de 1711, tras haber nacido el 21 de agosto , un niño que era hijo del secretario del Ayuntamiento y que desde ese momento fue llamado Bernardo Francisco, Bernardo Francisco de Hoyos.

Quizás este personaje del siglo XVIII, que vivió tan sólo veinticuatro años y que murió tras haber puesto en marcha toda una campaña de expansión de una nueva devoción en España, la del Sagrado Corazón de Jesús, se ha convertido en uno de los aspectos más importantes de la historia de la localidad, por encima de los comuneros —que tienen en su castillo un Centro de Interpretación— o de la propaganda, ya mítica, que a esta villa y su fortaleza proporcionó la película que el estadounidense Anthony Mann dirigió sobre "El Cid" y que protagonizaron Charlton Heston y Sofía Loren. En aquel "film" llegaron a intervenir como extras trescientos cincuenta vecinos de Torrelobatón. Cuando el coche en el que viajamos entra en la localidad, pasando la ermita del Cristo de las Angustias, entonces podemos leer que aquella es la villa del "beato padre Hoyos", título con el que este jesuita fue inscrito en una ceremonia solemne ocurrida en Valladolid, un 18 de abril de 2010. Unos meses antes, los vecinos de Torrelobatón y su Corporación municipal le habían reconocido como "hijo predilecto", en el salón de plenos de su Ayuntamiento y delante de la casa que le vio nacer hace tres siglos. Tras haberse restaurado y ya abierta esta casa natal, y esperando que un nuevo signo permita alcanzar la decisión de la canonización de este jesuita,  tenemos los esfuerzos permanentes de su vicepostulador, el padre Ernesto Postigo, y de la Asociación de Amigos Padre Hoyos.

Los autores clásicos que contaban la vida de alguien ilustre, especialmente distinguido por sus virtudes, ponían énfasis en resaltar sus orígenes familiares. En la de Bernardo Francisco de Hoyos de Torrelobatón no había nobles. A su padre hoy le denominaremos con la consideración de "funcionario", por ser secretario del Ayuntamiento. Su madre, Francisca de Seña, era definida por su "genio varonil", lo que equivalía a decir que contaba con las virtudes atribuidas a los hombres. Eso, en el siglo XVIII —todavía no paritario aunque con avances en la percepción y la educación de la mujer— se consideraba un beneficio. Con todo, en el día de la muerte de su padre, el Ayuntamiento de Torrelobatón alabó la gestión e integridad de don Manuel de Hoyos. El escritor José Cassani, un jesuita "ilustrado" que se encuentra entre los primeros académicos de la Lengua, criticaba estos "realces inútiles" de los antecedentes nobiliarios de las familias: "los santos sólo conocen por Padre a Dios, y no aprecian ni buscan más patria que la del Cielo". La patria, aunque fuese local, tampoco era inútil —como ocurre actualmente—, aunque algunos la presentan como un mérito más, no solamente para el santo sino también para aquellos que compartían el paisanaje.

Los hagiógrafos resaltan el embarazo —casi siempre providencial— y el parto, la infancia y sus juegos, pues todo conducía a una futura vida ejemplar. Narraban que permaneciendo todavía en Torrelobatón, en un popular baile familiar, el niño Bernardo entró en la sala llevando un libro en sus manos. Se subió a un taburete e imitando a los misioneros populares, que eran auténticos personajes reconocidos en aquella sociedad del siglo XVIII, comenzó a leer en un tono solemne, dentro del mencionado libro, un pasaje que había encontrado contra los bailes. Y es que eran éstas una de las costumbres que más combatían los misioneros populares en sus trabajos. Una vez que aquel niño terminó su proclama, el baile cesó. Eran los juegos que enseñaban a hacer un santo tal y como se concebía en aquel siglo.

Bernardo tenía que estudiar más allá de las primeras letras y eso no lo podía hacer en Torrelobatón, a lo que se unieron las dificultades familiares para darle licencia de ingreso en la Compañía de Jesús tras la muerte de su padre e incluso un viaje inesperado que hizo a la Corte madrileña. Desde 1726, las localidades jesuíticas de Villagarcía, Medina del Campo y Valladolid serían los escenarios de su corta e inquieta existencia consiguiendo ser sacerdote de la Compañía de Jesús meses antes de su muerte. Torrelobatón, quizás, no se volvió a divisar en su horizonte vital, aunque seguramente siempre recordó la silueta legendaria de su castillo, propia de los juegos y la imaginación de cualquier niño, aunque éste fuese santo. Hoy le recordamos en su fiesta, 29 de noviembre, pues en este día de 1735 murió en el Colegio de San Ignacio de Valladolid, hoy Real Iglesia Parroquial de San Miguel y San Julián. La búsqueda de sus restos permite ilustrar episodios un tanto misteriosos y aventureros. Pero eso lo dejamos para otro día... Lo más interesante es encontrar en este joven jesuita a un emprendedor, fiado y empeñado en las cosas de Dios, sin límites, siempre sin límites, como sucede con el amor, el amor del Corazón de Jesús.

Beato Bernardo Francisco de Hoyos. Torrelobatón (Valladolid), 21.VIII.1711 – Valladolid, 29.XI.1735. Jesuita (SI), propagador de la devoción del Sagrado Corazón de Jesús y beato. (https://historia-hispanica.rah.es/biografias/22812-beato-bernardo-francisco-de-hoyos)

 

Biografía

Su casa natal no se encontraba a muchos kilómetros del noviciado, tan prestigioso, de la Compañía de Jesús en Villagarcía de Campos. Durante su infancia su salud ya no era buena. Las primeras enseñanzas las recibió en su pequeña villa natal, aunque no tardó demasiado en estudiar Gramática Latina en el colegio de Medina del Campo (entre 1721 y 1722), residiendo en casa de su tía; y después en el de Villagarcía (entre 1722 y 1726). Todavía no había entrado en la Compañía de Jesús, pues esta decisión la tomó el 11 de julio de ese último año. Desde el principio, sus devociones se unieron a la fama de importantes experiencias místicas, algunas de ellas comunicadas a su director espiritual, el padre Juan de Loyola. La filosofía la estudió en la casa de Medina del Campo (entre octubre de 1728 y septiembre de 1730), mientras que los años de Teología transcurrieron en el de San Ambrosio de Valladolid. Fue allí, en abril de 1733, donde recibió una carta del también jesuita, el entonces hermano Agustín de Cardaveraz. Necesitaba este último que Hoyos le tradujese, para un sermón que tenía que predicar, las páginas que había escrito el también jesuita Joseph Galliffet sobre la institución de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, incluido dentro de la obra De cultu Sacrosanti Cordes Dei ac Domini Nostri Christi. Aquel encargo condujo al hermano Hoyos a conocer esta obra, creyendo que él debería contribuir todo lo que pudiese a la difusión de la devoción del Sagrado Corazón de Jesús en España.

El punto de partida se había encontrado en las apariciones que la monja de la Visitación, Margarita María Alacoque, dijo haber tenido entre los años 1673 y 1675. Esta religiosa salesa se confesaba con el rector del colegio de la Compañía de Paray-le-Monial, el jesuita Claudio de La Colombière. Sin embargo, las primeras raíces de esta espiritualidad pueden ser ubicadas en los Ejercicios Espirituales. El padre La Colombière intentó la mayor expansión de esta devoción no solamente a través de su correspondencia y la dirección espiritual, sino también gracias a los sermones. Sus discípulos Jean Galliffet y Jean Croisset continuaron esta labor, teniendo en cuenta que a Alacoque se le había revelado que era a los jesuitas a los que les correspondía llevar a efecto el conocimiento de la misma, prometiendo una serie de bendiciones para aquellos religiosos de esta orden que practicasen la devoción. Ya fueron algunos obispos franceses los que aprobaron la celebración de la festividad del Corazón de Jesús el viernes posterior a la octava del Corpus. A pesar de los esfuerzos, entre ellos los del citado padre Galliffet, la Sagrada Congregación de Ritos no aprobó la existencia de esta fiesta propia.

Fue el día 4 del mes de mayo de 1733 —festividad de la Ascensión— cuando Hoyos diría haber recibido la aparición de Cristo, confirmándole éste que le había escogido para que se empeñara en la difusión de la devoción del Sagrado Corazón de Jesús en España, sucediéndose en los días posteriores otras apariciones. Sin embargo, poco podía hacer un estudiante de Teología en el campo de la predicación, por lo que se sirvió, en aquellos momentos, de dos importantes misioneros populares, el citado Agustín de Cardaveraz y el prestigioso Pedro de Calatayud. Para contar con una obra teórica desde cuyas páginas se pudiese fundamentar la propagación de esta devoción, recurrió a su director espiritual, el mencionado Juan de Loyola, el cual plasmó, además de su contenido, la historia de la misma en las páginas que llevaron como título Tesoro escondido en el Sacratísimo Corazón de Jesús. En las misiones populares se empezaron a fundar las Congregaciones del Sagrado Corazón de Jesús, presentes en las parroquias. La Monarquía de los Borbones tampoco había que descuidarla, máxime cuando la devoción del Corazón de Jesús se había desarrollado en la Francia de Luis XIV, el abuelo de Felipe V de España, siendo además éste hijo espiritual de los jesuitas que le confesaban.

Cuando en 1734 se publicó la citada obra de Juan de Loyola, financiada por el arzobispo de Burgos, Manuel de Samaniego, se decidió enviar algunos ejemplares al Monarca y a su familia. A través del citado prelado burgalés, se pretendía llegar a los obispos de las diócesis españolas. Con este fin, los distintos prelados se podrían dirigir al Papa, solicitándole la fiesta para España del Sagrado Corazón, a celebrar al terminar la Pascua de Pentecostés, después de la dominica de la Santísima Trinidad y del Jueves del Corpus Christi. En cierta forma se convertía en la culminación de un tiempo litúrgico fuerte, tras la Cuaresma y la Pascua. Dentro de esta estudiada campaña de propaganda de una devoción, se encontraba el envío del Tesoro Escondido a los principales centros religiosos de las ciudades más importantes de España y a los muchos conventos. Además, era necesario escribir una novena para los devotos, desde la cual se preparasen para la celebración de la fiesta principal. En esta tarea se encontraba Bernardo de Hoyos junto con Juan de Loyola, celebrándose aquella primera novena en 1735, en la capilla de la Congregación del colegio de San Ambrosio.

En este proceso también deberemos incluir la imagen, la propagación de una iconografía, que partía desde las estampas del Sagrado Corazón de Jesús. Hoyos se estaba valiendo de los medios modernos para la difusión. Hizo traer de Italia, por ejemplo, las matrices de estas estampas, consiguiendo que después se labrasen en España. Tras la muerte de Hoyos, se continuó la publicística a través de importantes obras, como las escritas por Juan de Loyola, Pedro de Calatayud o Melchor de Peñalosa. A ello contribuirá la existencia de imprentas propias de la Compañía, como la de la Congregación de la Buena Muerte de Valladolid, que pondrán en la calle obras como las Meditaciones del Sagrado Corazón.

Bernardo Francisco de Hoyos, que murió al año siguiente, en 1735, no conoció la culminación de un proceso que se hizo muy largo, entre otras cosas porque se mezcló con la oposición política que se desarrolló contra la Compañía de Jesús y que culminó en España, como en tantos otros lugares, con la expulsión, y en la Iglesia con la extinción efectuada por el papa Clemente XIV. La devoción del Sagrado Corazón de Jesús se convirtió, también, en un elemento de oposición y de ataque a los jesuitas. La espiritualidad ilustrada no podía comprender este entusiasmo, aunque se atacó al proceso, quizás más por el mensajero que por el mensaje.

La vida del que fue considerado "apóstol del Sagrado Corazón de Jesús", de aquel que había recibido la "Gran Promesa", es decir: "Reinaré en España con mayor veneración que en otras partes", fue una existencia breve. Había recibido las distintas órdenes que le convertían en sacerdote el 2 de enero de 1735, en la capilla del palacio episcopal de manos del obispo de Valladolid, Julián Domínguez de Toledo. Cantó misa el día de los Reyes Magos, en la festividad de la Epifanía. Concluidos los estudios de Teología, Bernardo de Hoyos fue enviado al colegio de San Ignacio de Valladolid (antigua Casa Profesa), donde iba a realizar la tercera probación.

Había concluido su mes de Ejercicios Espirituales cuando comenzó a sufrir una grave enfermedad, con altísima temperatura, temiéndose que se tratase de las difundidas fiebres tifoideas. El jesuita, ya sacerdote, murió a los veinticuatro años, en pleno olor de santidad, como se percibía en aquel barroco católico ligeramente ilustrado, siendo enterrado en la iglesia del citado colegio de San Ignacio. Sin duda, el reconocimiento oficial de su santidad en Roma también se vio afectado por la expulsión y extinción de los jesuitas, aunque en 1815 fue cuando Roma concedió la fiesta propia del Corazón de Jesús para España. Antes, en febrero de 1765, Clemente XIII aprobaba la Misa y Oficios propios del Corazón de Jesús, limitada para el reino de Polonia y para la archicofradía de Roma. Tras la concesión a toda España, el 23 de agosto de 1856, el papa Pío IX extendía esta fiesta a la Iglesia universal. En febrero de 1914 se introducía formalmente la causa de beatificación del padre Hoyos en la congregación romana correspondiente y, finalmente, fue beatificado en Valladolid el 18 de abril de 2010.

Bibliografía

P. de Calatayud, Incendios de amor sagrado y respiración amorosa de las almas devotas con el Corazón de Jesús su enamorado, Murcia, 1734

J. Loyola, Tesoro escondido en el Sacratísimo Corazón de Jesús, Valladolid, 1734

El Corazón de Jesús descubierto a nuestra España, Valladolid, Alonso del Riego, 1737

Meditaciones del Sagrado Corazón de Jesús para el uso de sus Congregantes y devotos, Valladolid, Imprenta Congregación Buena Muerte, 1739

M. Peñalosa, La devoción al Sagrado Corazón de Jesús, Salamanca, Antonio Villargordo, 1744 (6.ª ed.)

J. E. Uriarte, Principios del Reinado del Corazón de Jesús en España, Madrid, Blas María Araque, 1880

J. de Loyola y J. E. Uriarte, Vida del Padre Bernardo de Hoyos, Bilbao, Imprenta del Corazón de Jesús, 1888

G. Ubillos, Vida del Padre Bernardo de Hoyos, Madrid, 1935

"El Padre Bernardo de Hoyos en Villagarcía (1722-1728)", en Villagarcía de Campos. Evocación histórica de un pasado glorioso, Bilbao, El mensajero del Corazón de Jesús, 1952, págs. 93-198

H. Bechard, The Visions of Bernard Francis de Hoyos S. J.: Apostle of the Sacred Heart in Spain, New York, Vantage Press, 1959

Beatif. Et Canon Servi Dei Bernardo Francisco de Hoyos, Positio super virtutibus ex officio critice disposita, Ciudad del Vaticano, 1961

M. Pérez, El poder de los débiles, Bernardo Francisco de Hoyos, Madrid, Editorial del Apostolado de la Oración, 1991

J. N. Tylenda, "Hoyos, Bernardo Francisco de", en Ch. E. O'Neill y J. M.ª Domínguez (dirs.), Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús, vol. II, Roma-Madrid, Institutum Historicum Societatis Iesu-Universidad Pontificia Comillas, 2001, págs. 1959-1960

F. Cerro Chaves, Venerable Francisco Bernardo de Hoyos. Primer Apóstol del Corazón de Jesús, Burgos, Monte Carmelo, 2002

J. Burrieza Sánchez, La Compañía del padre Hoyos, Santander, Sal Terrae, 2010.

26/05/2025 mayo 26, 2025

PADRE EMILIANO MANSO (1940 Palencia -2025 Madrid), PASTOR DE PASTORES

PADRE EMILIANO MANSO (1940 Palencia -2025 Madrid), PASTOR DE PASTORES

 

Martes 20 de mayo, a la hora de la misericordia, 3.30 p.m., sin ser notado, con toda paz, se durmió para siempre en el Señor nuestro querido P. Emiliano Manso, tras casi un mes de penosa enfermedad y dolorosa Pascua. Iba dispuesto a acompañarle las ocho horas de mi turno, pero el Señor quiso adelantar su "ascensión". Le velamos hasta el jueves 22, cuando le acompañamos en la última misa y cristiana sepultura. Damos gracias al Señor por sus casi 85 años de vida (el 25 de mayo los iba a cumplir) y 60 de sacerdote, haciendo el bien a manos llenas.

 

EN EL SEMINARIO DE COMILLAS

El P. Emiliano Manso Aláez nació en San Román de la Cuba, el 25 de mayo de 1940. Desde niño sintió la llamada al sacerdocio y entró en el seminario: «Mi infancia estuvo marcada por la figura del sacerdote, influyó el deseo de ser como era el sacerdote de mi pueblo y hacer las cosas que él hacía, estar en la iglesia y rezar. A través de un sacerdote jesuita, el padre Lucio Rodrigo, profesor de Derecho Canónico en la Universidad Pontificia de Comillas, me hicieron un examen especial, en el que vieron que tenía vocación para entrar en el seminario» [1]

A los 12 años ingresa en el Seminario Pontificio de Comillas, estuvo 6 años en el seminario menor y de allí pasa al seminario mayor, a la facultad de filosofía donde estudia 3 años y termina los últimos 4 años estudiando en la Facultad de Teología

Allí contó con la dirección espiritual del célebre Venerable Padre Manuel García Nieto (+1974); su alma vivía durante el día unida a Dios con una oración que se prolongaba durante buena parte de la noche junto al Sagrario. Mereció que le llamaran el padre de los pobres, porque vivía para sus seminaristas y para sus pobres. Extremadamente duro consigo mismo, penitente al estilo de San Pedro de Alcántara, era acogedor y comprensivo con todos.

 

SACERDOTE PASCUAL CON CRUZADOS Y MILITANTES

Fue ordenado sacerdote el 10 de abril de 1966, el domingo de resurrección, por lo que le gustaba decir que era sacerdote de la Pascua. Su primer servicio pastoral fue como coadjutor de Villada. Comenzó su ministerio sacerdotal siendo director espiritual y Delegado Diocesano de Vocaciones  durante nueve años del Seminario Menor de Carrión de los Condes, lo que marcó su dedicación a la formación de las vocaciones al sacerdocio.

El P. Morales solicitó al P. Nieto un capellán para los campamentos de la Milicia de Santa María y el P. Manso fue el elegido. Años más tarde, confesará: "Cuando hace 44 años me puse en contacto con la Cruzada- Milicia, quedé deslumbrado. Era sacerdote desde hacía dos años y quedé impactado por la fuerza de su pedagogía, por el espíritu que se respiraba, por el ideal apostólico que se proponía. Me sentía plenamente identificado, vibraba al unísono. Admiraba la coherencia de aquellos cruzados y militantes, el ardor apostólico, la tendencia a la santidad sin recortes ni miedos, en fin, el amor apasionado a Jesucristo y a la Virgen".

De hecho, le recordamos como guía de montaña en las cumbres de Gredos en los campamentos, imagen de su vida guiando almas al cielo. Fruto de tantos campamentos vividos al alimón con Abelardo de Armas, escribirá: "La Milicia es una minoría selecta, que se autoselecciona porque es un grupo, una minoría creativa. Quiso el Señor que aprendiera los senderos por las cumbres de Gredos detrás de Abelardo, paso a paso, desde aquel mi primer campamento, en el año 1968. Esto se convertía para mí en todo un símbolo. He visto pasar oleadas de jóvenes por nuestra Milicia y, siendo sincero, os tengo también que decir que me hubiera gustado que se hubieran quedado con nosotros, si no todos sí muchos más. Es un dato comprobado lo que decía Abelardo refriéndose a la relación de la Milicia con la Cruzada: la Milicia permanece gracias a la Cruzada".

 

DIRECTOR ESPIRITUAL

Entre los numerosos dirigidos espiritualmente cabe resaltar al P. Eduardo Laforet, de quien dirá que fue "un modelo estimulante para que todos, cada uno en su propio estado y vocación, sigamos la ruta de este alpinista del espíritu, de modo particular los sacerdotes cruzados y los cruzados laicos" (XXV Aniversario 21-noviembre-2009)". Su vida y muerte, su ofrenda por la vida del Papa, su consagración en la Cruzada y su sacerdocio: "todo tiene su culminación en la Eucaristía; Eduardo estaba como marcado por el signo de la ofrenda, del sacrificio", al estilo del sacrificio de Isaac. De este modo, en un gesto presuroso y generoso, ofreció su vida por el Papa Juan Pablo II, ante la Eucaristía, aquella tarde del 13 de mayo de 1981, momento en el que la vida del Papa estaba en grave riesgo de perecer, por el criminal atentado sufrido.  Cuando, posteriormente, Eduardo se había internado por el sendero del dolor hacia la cumbre del Calvario, quiso reafirmar la ofrenda de su vida en el contexto de la ofrenda al Amor Misericordioso de Santa Teresita del Niño Jesús, el 8 de septiembre de 1983, fiesta de la Natividad de María, y me la entregó en un folio firmado.

El Venerable P. Tomás Morales le encomendó la atención a las vocaciones sacerdotales que surgían en la Cruzada-Milicia, por lo que es padre espiritual de muchos sacerdotes que le reconocemos como modelo de entrega y de aspirar a la santidad sin cansarnos nunca de estar empezando siempre.

En 1977 se trasladó a Madrid para atender espiritualmente a los Cruzados y militantes de Santa María. Varios años ejerció como Capellán de la Escuela de ingenieros Agrónomos. Otro de los ministerios fue su dedicación a la vida consagrada atendiendo también a las Cruzadas de Santa María, como confesor de las Carmelitas Descalzas de Ponzano y asistente espiritual de las Auxiliares parroquiales de Cristo Sacerdote nos hablan de su servicio constante a la Iglesia, transmitiendo vida divina desde la labor muchas veces oculta de guiar las almas hacia Dios.

 

SOCIEDAD SACERDOTAL DE SANTA MARÍA DE LOS APÓSTOLES

Fruto de esta dedicación es la Sociedad Sacerdotal de Santa María de los Apóstoles. Félix González-Mohíno en su artículo "25º aniversario de la Sociedad Sacerdotal de Santa María de los Apóstoles" relata cómo  el 1 de diciembre de 1999 nacía oficialmente gracias al arzobispo de Toledo, cardenal Francisco Álvarez Martínez. En la década de los 80, numerosas vocaciones sacerdotales florecían en el campo fecundo de la Milicia de Santa María. Un sacerdote de la Cruzada, el padre Emiliano Manso, tuvo mucho que ver en ello. Con su rica personalidad sacerdotal despertaba y acompañaba diligentemente las semillas de llamada que el Espíritu ponía en corazones jóvenes. En el año 1989, el P. Tomás Morales encomendó al P. Emiliano Manso la tarea de unificar y acompañar ese grupo de vocaciones sacerdotales que habían nacido en la Milicia y que, de hecho, se sentían ya vinculadas estrechamente a él. Entre ellos había seminaristas que se formaban en diversos seminarios diocesanos de España, otros eran militantes que se preparaban para ingresar en el Seminario, y había incluso un sacerdote recién ordenado. El P. Emiliano Manso guiaba la navecilla del incipiente grupo sacerdotal como experto y sabio capitán y, al mismo tiempo, sin violencia ni imposición alguna, suscitaba en nosotros ideas y proyectos concretos para plasmar el ideal sacerdotal al que nos llamaba. Nos reuníamos todos en las convivencias trimestrales, a las que pronto se sumaron encuentros mensuales de los ya sacerdotes. En 1995 tuvimos nuestra primera tanda de ejercicios para sacerdotes dirigidos por el P. Emiliano Manso, que se irían sucediendo ininterrumpidamente hasta hoy.  Una sociedad sacerdotal, encuadrada jurídicamente entre las asociaciones de fieles de sacerdotes, recomendadas por la Iglesia para fomentar la santidad y fraternidad sacerdotal de sus miembros, como enseña el Concilio Vaticano II: (Decr. Presbyterorum ordinis, 8). De Santa María, porque es toda de María, como la Cruzada-Milicia, tronco espiritual en el que ha brotado. Como sacerdotes, contemplamos, amamos e invocamos a la Virgen Inmaculada, como Reina y Madre nuestra, ella que es la Madre del Sumo y Eterno Sacerdote, la Reina y Madre de los Apóstoles. De los Apóstoles. Como sacerdotes participamos en el grado de presbíteros del ministerio de los apóstoles, llamados y enviados por Cristo Sumo Sacerdote para hacerle presente en el mundo. Como sociedad sacerdotal, Santa María de los Apóstoles sirve pues a ese fin primordial: fomentar y cultivar la santidad propia del sacerdote, que tiene su fuente en la ordenación sagrada que nos ha configurado con Cristo Sacerdote, y el modelo en los apóstoles, los perfectos imitadores de Cristo Pastor. Hay incluso un buen número de Obispos en España que se formaron con el P. Manso y que han mantenido contacto con él hasta su fallecimiento. Así lo recordó en la señalada entrevista citada anteriormente: «Me acuerdo de todos, el primero de ellos fue Francisco César García Magán, hoy obispo auxiliar de Toledo y secretario general de la CEE. Recuerdo con inmenso cariño cuando fui con su padre, Paco, una tarde a hablar con el rector, don Estanislao, y se concertó que fuera a estudiar a Toledo. Durante todos los años de seminario de Francisco César una vez al mes iba con sus padres a visitarle, teníamos una relación muy estrecha y preciosa. Otro de los chicos a los que guie al seminario de Toledo fue a Jesús Sanz, hoy arzobispo de Oviedo, un hombre muy valioso, con una sensibilidad especial, al que dirigía cuando iba los veranos a Comillas. Quiero destacar a Juan Carlos Elizalde, actual obispo de Vitoria, íntimo desde que él me dice que quiere ser sacerdote, estando juntos en la Cruzada, yo le acompaño hasta que sale del instituto, pero sigue siendo una relación muy estrecha»

 

UNA PASCUA DOLOROSA

El miércoles de Pascua, en el marco de las convivencias sacerdotales, comenzó a sentirse mal y le tuvieron que llevar a urgencias, para ingresar y practicarle una traqueotomía. Fue el comienzo de un calvario de cuatro semanas en las que se fue deteriorando progresivamente hasta agotarse.

Nos comparte el P. Miguel Ángel Íñiguez (CSM): "En los días de hospitalización le hemos acompañado día y noche. Las primeras semanas no podía comunicarse nada más que a través de una pizarra, más adelante ya podía hablar algo, pero muy despacio. Disfrutaba cuando rezábamos las Horas Litúrgicas con él y lo manifestaba con  gestos de aprobación y alegría. Ha seguido muy de cerca, a través de la pantalla, el entierro del Papa Francisco y la elección y comienzo del ministerio pastoral del Papa León XIV. Nos preguntaba y quería que le contásemos cosas del Papa. Estuvo muy clarividente hasta prácticamente dos días antes de morir, momento en el que providencialmente me encontraba presente con otro sacerdote y un laico consagrado".

A medida que se fue conociendo la noticia, fueron llegando testimonios de gratitud y oraciones por el eterno descanso de su alma y por los beneficios recibidos por su persona. El tanatorio SERVISA, en Carabanchel, donde se instaló la capilla ardiente, fue recibiendo numerosas visitas de familiares y amigos. El primer día se celebró la misa de cuerpo presente presidida por el P. Rafael Delgado (CSM), quien dio fe del beneficio recibido gracias a su dirección espiritual, su predicación en homilías, retiros y ejercicios que siempre preparaba con gran cuidado, fruto de su intensa vida espiritual centrada en el misterio de la Eucaristía, presencia viva del Corazón de Jesús que tanto amaba. La misa de funeral fue presidida por D. Juan Carlos Merino, Vicario del Clero de la archidiócesis de Madrid, que conoció personalmente al P. Emiliano y agradeció por su servicio de pastor a la archidiócesis, a los sacerdotes, cruzados, militantes, familias. El jueves 22 presidió la concelebración el P. Miguel Ángel Íñiguez (CSM), quien destacó su sacerdocio por entero al servicio de los sacerdotes y de los jóvenes.

A continuación, dimos cristiana sepultura a nuestro querido P. Emiliano Manso, en compañía de los cruzados que se adelantaron: P. Eduardo Laforet, P. Ramón Alonso, Manuel Tomás Amorós, Vicente Guillén, Abelardo de Armas. Allí dejamos las coronas florales, nuestras canciones montañeras y marianas, nuestra oración agradecida al Señor su vida. en manos de la Virgen Santísima para que interceda por el P. Emiliano ante su Hijo, Sumo y eterno sacerdote.

Con el mensaje de gratitud y esperanza del director de los CSM, José Luis Acebes, nos fuimos despidiendo con dolor, pero con paz y consuelo. En mi interior, recordaba sus  palabras en su aniversario sacerdotal:" ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? ¡Levantaré la copa de la salvación e invocaré su nombre! Cumpliré mis promesas al Señor en presencia de todo su pueblo". Así lo haremos, padre Emiliano, sacerdote amigo, que supiste escuchar, comprender y orientar con sabiduría y cercanía. Tu trato afable, sentido del humor, disponibilidad y entrega te han convertido en padre espiritual, regalo para la Iglesia y para cuantos hemos tenido el gozo de conocerle.

24/05/2025 mayo 24, 2025

ROSARIO DE LA AURORA EN MÓSTOLES 2025

ROSARIO DE LA AURORA EN MÓSTOLES 2025

He vuelto a participar en un rosario de la aurora, esta vez en Móstoles (Madrid), con la responsabilidad de compartir el mensaje inicial. He comenzado con el saludo milenario "¡Ave María, purísima!" en sintonía con la muchedumbre que a lo largo de los tiempos proclama a la  Virgen Nuestra Madrid ¡bienaventurada! He ofrecido mi testimonio misionero en el Perú, invitando a todos a dar gracias por el pontificado del Papa Francisco y pidiendo por León XIV y sus deseos de paz, amor y unión en el Uno, Cristo. He recordado el testimonio del misionero agustino, protomártir del Perú y nacido en Getafe, P. Diego de Ortiz como motivación a vivir nuestra fe como los primeros cristianos, unidos, en salida, en torno a María. A continuación, hemos salido por las calles centrales de Móstoles, las del día a día, rezando, cantando, fortaleciéndonos con los testimonios de los laicos en cada uno de los misterios. Gracias a los sacerdotes que nos acompañaban y administraban el sacramento de la penitencia a quien lo deseaba.

¡Qué belleza ver a los jóvenes portar las andas de la Virgen, animar la fe del pueblo, proclamar la alegría del Evangelio! Con ganas, con entusiasmo, peregrinos, hemos seguido a santa María de Fátima, peregrina, como fuente viva de esperanza, que nos lleva a Jesús, como pudimos celebrar en la Santa Misa, presidida por el párroco de la reciente  parroquia de san Pablo VI de Getafe. Con la iglesia a rebosar y varios sacerdotes concelebrantes hemos recibido el Alimento de la vida eterna, hemos agradecido y hemos pedido por el mundo, por nuestra iglesia, por las familias, por los jóvenes, por la paz...terminando con la Salve gozosos de haber participado.

La hospitalaria parroquia nos ha dispensado un sustancioso desayuno, agradeciendo a los jóvenes de la Milicia de Santa María la organización de tan hermoso acto de amor a la Virgen y de comunión eclesial, deseando que el próximo año sigamos con tan gozosa tradición y convocando a la peregrinación al Cerro de los Ángeles con motivo del Año Jubilar de la Esperanza para el 15 de junio.

Todavía, los jóvenes militantes se dieron un espacio de tiempo más para reunirse en su Hogar con el fin de compartir vivencias, evaluar y programar, sabiendo que son manos, pies, corazón de Santa María que llenan de luz y fuerza a todas las personas, especialmente a los jóvenes. 

MONUMENTO A COLÓN EN MADRID

Dedicada al Descubridor de América y en el corazón de Madrid, se ubica espaciosamente la plaza en la que confluyen calles como GoyaGénova y los paseos de la Castellana y Recoletos. Se encuentra delimitada por las calles de SerranoGoya, Jorge Juan, y los paseos de Recoletos y La Castellana, uniendo estos dos últimos con la calle de Génova.

De estilo neogótico, fue erigido entre 1881 y 1885, y consta de una base cuadrada con relieves y un pilar octogonal tallados en piedra por Arturo Mélida, y una estatua de tres metros de altura esculpida en mármol blanco de Italia por Jerónimo Suñol.

La altura total es de 17 metros. En la plaza el arquitecto Antonio Palacios ubicó su monumental proyecto de "Proyecto de Palacio de las Artes" en 1926. El proyecto finalmente no se llevó a cabo.

En la parte este de la plaza se ubica desde 1975 un amplio espacio abierto conocido como Jardines del Descubrimiento, en el que se encuentra el Centro de arte Teatro Fernán Gómez, antiguo Centro Cultural de la Villa de Madrid, construidos sobre el solar que ocupaba hasta entonces la Real Casa de la Moneda.

En 1977 se instaló en los jardines el monumento al Descubrimiento de América, realizado por Joaquín Vaquero Turcios. Es un conjunto de tres macroesculturas de hormigón, llamadas respectivamente Las profecíasLa génesis y El Descubrimiento, con relieves e inscripciones. Siempre me conmueve el nombre original nativo "Guanahani" y más si cabe el nuevo, San Salvador, dedicado a Cristo, Dios y Hombre, Salvador del hombre. Más a la derecha, la descripción dada por Colón a la nueva Tierra: "la más bella tierra que los hombres vieran".

Desde el día de la fiesta nacional de España de 2001, en la plaza de Colón ondea la bandera de España más grande del mundo, de 14 m x 21 m (294 m²), en un mástil de 50 m de altura.

En el cruce de la plaza con la calle de Génova se erigen las llamadas Torres de Colón, proyectadas por el arquitecto Antonio Lamela Martínez y construidas entre 1967 y 1976. A sus pies se encuentra en una isleta que cruza la calle Génova, la escultura de Fernando Botero Mujer con espejo.

Entre las Torres de Colón y la calle Goya existe una estructura arquitectónica subterránea conocida como Pasaje de Colón que desde 2022 acoge el Centro Cultural Emilia Pardo Bazán.

Erigido entre 1881 y 1885. La base cuadrada con relieves y el pilar octogonal fueron tallados en piedra por Arturo Mélida (1849–1902). La estatua, de tres metros de altura, fue esculpida en mármol blanco de Italia por Jerónimo Suñol (1839–1902). El monumento mide en total 17 metros. Relieves: oestesureste y norte.

¡Cómo no asombrarse y conmoverse ante el monumento que recuerda este momento estelar de la historia en el que se abrazan dos continentes y comienza la historia común, global de la humanidad! Dios quiera que sea un reto para crear lazos, construir el puente cultural que ayude a la persona a ser siempre más. Que la sorpresa del nuevo mundo nos comprometa a formar un mundo nuevo. 

19/05/2025 mayo 19, 2025

Federico Prieto Celi "DON IGNACIO Por las montañas a las estrellas Semblanza de monseñor Ignacio María de Orbegozo y Goicoechea, pionero de la nueva evangelización, 2018

Federico Prieto Celi DON IGNACIO Por las montañas a las estrellas Semblanza de monseñor Ignacio María de Orbegozo y Goicoechea, pionero de la nueva evangelización (Palabra, Madrid, 2ª 2018, 416 pp)

Ahora que Chiclayo está en el corazón de la Iglesia, gracias a la elección como papa León XIV de quien fuese su obispo, Monseñor Robert Prevost, la obra se convierte en la clave-respuesta al dinamismo y pujanza de esta diócesis del norte del Perú. Su floración vocacional, la religiosidad de sus fieles debe mucho a la siembra de santo Toribio Mogrovejo que coronó su itinerante vida misionera en Zaña y ya recientemente, con la creación de la diócesis en 1956, sus ejemplares prelados Mons. Daniel Figueroa Villón (1956-1967), Mons. Luis Sánchez Moreno-Lira, como Administrador Apostólico, Mons. Ignacio María de Orbegozo y Goicoechea (1968-1998), Mons. Jesús Moliné Labarta (1998-2014), Monseñor Robert Francis Prevost Martínez O.S.A. (2015-2023)

Sobresale por su labor de pionero y forjador durante 30 años Monseñor Orbegozo, quien venía bien preparado tras sus afanosos años de Yauyos y Cañete. El Perú de la segunda mitad del siglo XX es el horizonte en el que se desenvuelven cuarenta años de la vida de Don Ignacio -monseñor Ignacio María de Orbegozo y Goicoechea- al servicio de Dios, de la Iglesia y de las almas.

 El relato de su personalidad carismática ha trascendido dentro de la Iglesia por ser un adelantado de la segunda evangelización, haciendo un puente de siglos con la primera, realizada por santo Toribio de Mogrovejo.

El itinerario de Don Ignacio es inédito, por ser la aventura de un médico cirujano español -vasco, para más señas- que, por las cordilleras andinas y por los valles costeños del Perú, cuando todavía no había las comodidades que hoy existen, se convirtió en el prelado primero y el obispo después que predicaba la palabra de Dios, administraba los sacramentos y gobernaba la parcela que le había sido encargada por Roma.

Desplegaba su figura por igual entre poderosos e indigentes, con el mismo cariño humano y visión sobrenatural con que lo había hecho durante su juventud en su patria. Fue un gran admirador y fiel discípulo de san Josemaría Escrivá de Balaguer, que cambió el destino de su vida.

Con Don Ignacio se inicia una fructífera presencia de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, sociedad intrínsecamente vinculada al Opus Dei, en su segunda patria. Sirvió a los romanos pontífices, desde Pío XII hasta san Juan Pablo II, y participó en las cuatro sesiones del Concilio Ecuménico Vaticano II.

Sus 30 años como pastor forjador de la diócesis a través del Seminario, los profesores, el santuario-monasterio de Nuestra Señora de la Paz, la Universidad han puesto los pilares de la celosa diócesis que le ha llevado al actual Papa en su primer saludo a decir: "mi querida diócesis de Chiclayo en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe, y ha dado tanto, tanto, para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo".

La presente obra recoge informaciones de primera mano, oral y escrita, de cuantas personas trataron a su protagonista en sus años de misión. Campea por sus páginas precisión documental y elegancia en el estilo, aire familiar sin dejar lo institucional, el cuidado académico sin la anécdota personal tan recia y cordial como le es propia a don Ignacio.

Aunque no es una biografía al uso, nos da la base y el cimiento para lograrlo. Su autor, Federico Prieto Celi (Lima, 1940), nos brinda una obra en la plenitud de su trayectoria como periodista. Licenciado en la Universidad de Navarra y titulado por la Universidad de San Marcos. Comentarista político, ha sido director de los diarios La Prensa y El Sol, subdirector de El Callao y jefe de Suplementos de Expreso. Fue deportado, junto a otros periodistas, por el gobierno militar en 1974 por defender la libertad de expresión en el semanario Opinión Libre. Escribe en el portal Lucidez. Doctor en Derecho y profesor universitario, ha ocupado diferentes cargos públicos, entre ellos la Secretaría General del Ministerio de Educación y ha representado al Perú en diferentes foros internacionales. Es miembro de la Academia de Ciencias Morales y Políticas del Perú. Entre sus libros destacan El deportado, biografía de Eudocio Ravines (1979), Regreso a la democracia, biografía del general Francisco Morales Bermúdez (1996), Crónica de la crisis de los rehenes (1997), La fuerza creadora de la educación (2006) y Así se hizo el Perú (2010), entre otros. Recibió en 2017 el Premio de Periodismo Cardenal Landázuri.

Índice de la obra:

DON IGNACIO. Por las montañas a las estrellas

CONTRAPORTADA

A MANERA DE PRÓLOGO

UN VERDADERO PADRE Y UN HERMANO INCONDICIONAL

PRIMERA PARTE

1. INSTRUMENTO DE DIOS PARA UNA MISIÓN ESPECIAL

2. ESTUDIOS DE MEDICINA

3. FAMILIA EN LA OBRA

4. ORDENACIÓN SACERDOTAL Y VIAJE AL PERÚ

5. PARTICIPACIÓN EN EL V CONGRESO EUCARÍSTICO (1954)

6. DOCTORADO EN TEOLOGÍA (ROMA: 1954-1956)

7. EL AMOR DEL PADRE A LOS ENFERMOS

8. PÍO XII ENCARGA LA PRELATURA DE YAUYOS AL OPUS DEI (1957)

9. ¿POR QUÉ DON IGNACIO?

10. CAMINO DE YAUYOS

11. CINCO SEMILLAS QUE GERMINARON EN LOS ANDES

SEGUNDA PARTE

12. YAUYOS FORTALECE LA FE

13. PASTOR CON OLOR A OVEJA

14. EL ACCIDENTE DE FANFI

15. PRIMERA CARTA PASTORAL (1959)

16. EVANGELIZANDO A LOMOS DE MULA

17. SANTIFICACIÓN DEL DESCANSO

18. VI CONGRESO EUCARÍSTICO NACIONAL

19. PADRE CONCILIAR (1962-1965)

20. CAÑETE, NUEVA SEDE DE LA PRELATURA

21. OBISPO PRELADO DE CAÑETE (1964)

22. CATEDRAL, SEMINARIO Y ERMITA

23. RECUENTO DE UNA DÉCADA

TERCERA PARTE

24. OBISPO DE CHICLAYO

25. MAESTROS Y SACERDOTES

26. LA UNIVERSIDAD Y EL SANTUARIO

27. PRESIDENTE DE CÁRITAS DEL PERÚ

28. CARTAS CON EL PADRE Y CON SUS SACERDOTES

29. CON SAN JOSEMARÍA EN LIMA

30. PIONERO DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

31. MUERTE DE SAN JOSEMARÍA

32. AL SERVICIO DE LA IGLESIA UNIVERSAL

33. JUGLAR DE DIOS

34. GENIO Y FIGURA

35. ASÍ HA SIDO MI VIDA

36. LA ÚLTIMA ENFERMEDAD

37. EN LA CRIPTA DEL SANTUARIO

FUENTES Y AGRADECIMIENTOS

NOTAS

15/05/2025 mayo 15, 2025

DON NICOLÁS SÁNCHEZ PRIETO, CRONISTA GUADALUPANO, BIÓGRAFO DE SANTO TORIBIO MOGROVEJO

¡Qué gozo experimenté al ver esta placa y el nombre de la plaza dedicado por Guadalupe a don Nicolás, hijo ilustre de Guadalupe, cronista emblemático del santuario  y acucioso biógrafo de santo Toribio!

En espera de conseguir su semblanza vital y la trascendencia de su obra, comparto la web de la Biblioteca Nacional de España https://datos.bne.es/persona/XX1091352.html donde figura como autor de 22 libros.

Del libro  Santo Toribio de Mogrovejo. Apóstol de los Andes. (BAC, Madrid, 1985, pp.212) señala que ha intentado "dibujar, con amor y objetividad, la figura gigantesca de San­to Toribio de Mogrovejo, con el fin de descubrir también la me­jor América que hicimos: la de la evangelización. Es la tarea a la que nos convoca nuestro Episcopado, por medio de su Comisión especial para el V Centenario de su Descubrimiento: «pensar en la gran tarea de evangelización que allí se realizó a partir de 1492». Hace cinco siglos llevamos la fe católica a veinte naciones. Queda tarea —mucha y hermosa— que hacer allí. Santo Toribio de Mogrovejo, «el gran Borromeo de los Andes» y «el más grande misionero de la América española». Santo y arzobispo, patrono y ejemplo magní­fico del Episcopado latinoamericano. Con él «descubriremos» me­jor a América, sin necesidad de salir de casa ni pasar por alto ninguna historia. La que aquí se cuenta es la de uno de los mejo­res y más seguros guías y animadores de todo aquel mundo, tan nuevo siempre y tan real. 

13/05/2025 mayo 13, 2025

Sierva de Dios MADRE MARÍA ANA ALBERDI (1912-1998)

Sierva de Dios MADRE MARÍA ANA ALBERDI (1912-1998)

Este domingo 11 de mayo del 2025, con motivo de la misa en honor a Santo Toribio por parte de sus devotos en Madrid, en la iglesia de las Concepcionistas de La Latina donde se venera una reliquia del Santo, conozco la a Sierva de Dios cuyos restos se veneran en el mismo convento fundado por la propia santa Beatriz de Silva. Les comparto lo más notable de su vida ejemplar.

 Nació en Azcoitia (Guipúzcoa), el día 3 de mayo de 1912 y murió en Madrid el 27 de noviembre de 1998, a los 86 años y 67 de profesión religiosa.

Fue hermana gemela de un hermano, que también se consagrará a Dios, ella como Concepcionista Franciscana, él como Jesuita misionero. Los dos dejaron tras de sí una huella imborrable de santidad.

Quedó huérfana con 7 años siendo acogida por unos tíos, que le procuraron una exquisita educación en un ambiente de amor y rectitud que influyó en ella toda su vida.

A los 19 años ingresó en el Monasterio de "La Latina" de Madrid, el 1 de octubre de 1931, acompañada de su amiga, Sor M.ª Margarita Arrieta.

Era una joven de "esbelta figura", con mirada limpia, que siempre conservó hasta el final de su larga y dilatada vida.

Después de sus diferentes etapas formativas, hace su Profesión Solemne el 4 de mayo de 1936, teniendo que abandonar el Monasterio con las demás religiosas a los pocos meses, 18 y 19 de julio de 1936, obligadas por el estallido de la guerra civil.

Pasado el conflicto bélico y una vez se pudo restablecer la vida común en el Monasterio, comenzará la etapa definitiva en la que la Madre M.ª Ana forjará una vida de virtud cristiana, capaz de llevarla a esa vida de perfección que constataron todas cuantas personas tuvieron trato con ella, dentro de su propio Monasterio, monjas de otros Conventos y personas que la trataron por diferentes razones.

Muy joven ya se le confiaron cargos de máxima responsabilidad en el Monasterio y en la Orden, como es el caso de Maestra de Novicias, primero, y Abadesa un poco más tarde, estando al frente del Monasterio durante 34 años.

De carácter alegre, abierto y firme, supo ir afianzando virtudes tan básicas que no siempre se encuentran en las personas a pesar de ello. La humildad, el espíritu de oración y de caridad, fueron motor de su vida para poder llevar adelante, de una forma abnegada y con gran sabiduría, todo el trabajo que a favor de la Orden tendría que afrontar. Pues, además de ser abadesa de su Monasterio, fue elegida durante 18 años presidenta de la Federación de Castilla de la Orden Concepcionista.

Su gran humildad le hacía creerse que no valía para las responsabilidades que le daban. Esta experiencia profunda se constata cuando fue elegida Maestra de Novicias; "se sentía incapaz de ocupar aquel puesto", pero enseguida supo asumir todo lo que las Constituciones describen de la Maestra, y, manos a la obra, desempeñó el cargo educando a trabajar de con esfuerzo y sin tregua para conseguir el objetivo de lograr buenas monjas Concepcionistas.

La Madre Ana Alberdi fue una mujer, que la "esbelta figura" que mostraba a sus 19 años fue transformándose en el Señorío de Cristo que traslucen las personas cuando viven solo con Él y para Él.

En los múltiples e interesantes testimonios recogidos en el libro de su biografía: "La Madre Ana Alberdi, el encanto de la experiencia cristiana", hay abundantes testimonios acerca de la vida y personalidad de la Madre Ana, y de ellos es fácil constatar este rasgo importante de su Señorío, tanto en el cuidado de su persona, como en sus modos de comportamiento o en las formas amables y agradables con los que se comunicaba con las personas.

Valga un solo testimonio para ilustrar lo que decimos: "Su persona infundía respeto y veneración por los gestos delicados que hacía y los modales educados y corteses que usaba".

Su profunda vida espiritual fue madurando con el paso del tiempo, de forma que en los últimos años de su vida vivió una íntima unión con la Santísima Trinidad de la mano de la Virgen Inmaculada. Pasaba las mañanas en adoración al Santísimo siendo admiración de todas sus hermanas por la unción y el respeto con que se entregaba a la oración por la Iglesia, por todos los problemas humanos que conocía, por su Comunidad, por la Orden…, todo lo llevaba ante Jesús con el interés que siempre mostró por las personas y sus problemas.

Cabe reseñar por último la forma heroica con que vivió particularmente su última enfermedad, de junio a noviembre de 1998, en la que dio testimonio de su unión con Cristo sufriente en la Cruz. En su penosa enfermedad admiró a cuantos la trataron, tanto por su delicadeza y bondad como por no quejarse nunca de nada. En los momentos más difíciles llamaba a la Virgen para que la enseñara a amar, y a Jesús le decía: "enséñame que quieres de mi".

Murió el 27 de noviembre de 1998, y a partir de ese acontecimiento las Hermanas de su Monasterio de "La Latina" no han dejado de recibir testimonios de las virtudes y vida de perfección de la Madre Ana, de forma que el Señor Cardenal arzobispo de Madrid ha promulgado el decreto para la apertura de la causa de Beatificación y Canonización de la Madre Ana Alberdi.

SU BONDAD ERA IRRADIANTE.

Una de las características que retratan la personalidad de la Madre Ana era sin duda, su exquisita bondad que conquistaba a cuantos la trataban. Qué bien lo expresaba ella misma cuando afirmaba que: "el alma se va haciendo cada vez más capaz de amar, a medida que ama", convencida como estaba de que el amor al Señor que ella cultivaba con esmero con una vida de fe profunda y una confianza inquebrantable en Jesús, llenaba por completo su vida de entrega total al que la eligió para ser su esposa.

Todos los testimonios de sus Hermanas religiosas de la más diversa procedencia que la trataron y que recoge su biografía, abundan en la misma idea: " Su fe era extraordinariamente grande, su esperanza no tenía límites, su caridad era abrasadora" (Sor Ascensión Gutiérrez, Abadesa de la Latina). Y así lo confirman las Hermanas de la Federación de Castilla, siendo ella Presidenta, cuando hablaban de la bondad que era impactante y conquistadora, nada más mirar su rostro, siempre apacible y sonriente.

No es extraño que así fuera, cuando la Madre Ana tenía perfectamente asumido el evangelio del amor y pudo dejar escrito: "La caridad es un don de Dios; por lo mismo es una virtud sobrenatural. Es Dios quien la infunde en el alma. En Él está la fuente de la caridad… Por nuestra parte, hemos de ejercitarnos en la caridad, en el amor a Dios para que Dios nos vaya llenando de su amor…"Y añade: "Ninguna cosa puede haber más divina que querer hacer el bien a los demás. Eso es lo propio de Dios, el estilo de Dios".

Partiendo de este convencimiento, hizo de la práctica del amor una de las ruedas maestras de su espiritualidad. Su capacidad de amar se abría en todas las direcciones: a Dios, a Cristo Jesús, a la Virgen María, a la Iglesia, su comunidad y todas las demás comunidades, sus familiares y particularmente a los enfermos. Y se manifiesta de muy diversas formas: acogida, hospitalidad, escucha, generosidad, ayuda, gratitud, colaboración, convivencia, disponibilidad, respeto, amistad, acompañamiento, fidelidad, alegría, dedicación, corrección fraterna, perdón…

Es lógico que así fuera, teniendo en cuenta que siempre tenía en su corazón, en su mente y en sus labios el mandato del Señor de que nos amáramos los unos a los otros, lo que constituye la quintaesencia del ser cristiano. Y porque tenía amor, daba amor y cuantas lo recibían se sentían en verdad amadas por ella. "De mi parte- confiesa una de sus monjas- de ninguna otra superiora he recibido ese amor y ese cariño de madre… tal como lo he recibido de Sor Ana. No sé explicarlo. Pero era un amor grande, algo extraordinario".

Un padre salesiano de Madrid, que la conoció y trató resume la vida de la Madre Ana con estas palabras: "Si tuviera que hacer con unas breves palabras un retrato de su vida diría: Fue una persona que supo pasar por la vida en estrecha unión con Dios, haciendo el bien a cuantos la rodeaban, preocupada más por los demás que de ella misma, derrochando por doquier palabras de consuelo, sonrisas bondadosas, con un corazón siempre dispuesto a escuchar, aconsejar, y comprender. Una de las frases que para mí retratan mejor a Jesús es esta; pasó por la vida haciendo el bien a manos llenas". Creo que a nuestra Hermana bien podríamos retratar con esta frase: "pasó por la vida haciendo el bien a todos".

Feliciano Villa Rivera, Vicepostulador

 

ORACIÓN PARA LA DEVOCIÓN PRIVADA

 Oh Beatísima Trindidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que, en la Madre María Ana Alberdi te has dignado a bendecir a la Orden de la Inmaculada Concepción (Concepcionista Franciscana), fundada por Santa Beatriz de Silva, danos la gracia de verla pronto en los altares y concedernos lo que con Fe te imploramos por su intercesión, para gloria de tu Nombre y bien de toda la Iglesia.

Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén (A continuación se rezan tres Glorias a la Santísima Trinidad)

 MÁS DATOS:

Ramón Alberdi La Madre Ana Alberdi, el encanto de la experiencia cristiana, publicado en la editorial CCS, Madrid 2004.

Santiago Cantera Beatriz Galindo y los orígenes del Monasterio de la Concepción Francisca (La Latina) de Madrid, Madrid 2011

https://oicvva.wordpress.com/2010/11/16/madre-maria-ana-alberdi/