Pantoja, evangelizador de China, un legado que inspira al papa Francisco Encuentro en Valdemoro:

09/05/2025. Este lunes 12 de mayo a las 18.00 horas, la Biblioteca Municipal Ana María Matute de Valdemoro (Avda. de Hispanoamérica, 2) será escenario de un encuentro cultural de alcance internacional titulado El papa Francisco y Diego de Pantoja. La cita está organizada por la Delegación para la Cultura de la diócesis de Getafe, en colaboración con el Ayuntamiento de Valdemoro y diversas entidades educativas y eclesiásticas.

El evento tiene como eje la figura del jesuita Diego de Pantoja (Valdemoro, 1571 – Macao, 1618), el primer español que accedió a la Ciudad Prohibida de Beijing. Fue un pionero del diálogo intercultural entre Europa y China, destacado por su labor como misionero, matemático, cartógrafo, músico y puente entre civilizaciones.

El delegado de Cultura de la diócesis, Jesús Folgado, explica que "El encuentro del 12 de mayo es un encuentro donde presentaremos el documental que hemos traducido al español, un documental que se hizo en Boston College en chino, con la ayuda de la Academia Portuguesa de la Historia y la diócesis de Getafe, y donde la peculiaridad, además del idioma, es que participó el Papa Francisco".

El acto incluirá la proyección del documental Diego de Pantoja, SJ: Un puente entre China y Occidente, seguido de una mesa redonda en la que se analizará su legado. El delegado diocesano para la cultura subraya que "hemos querido que este acto sirva como un homenaje al Papa Francisco, quien presenta a Pantoja como un modelo de encuentro entre civilizaciones".

La inauguración correrá a cargo del alcalde de ValdemoroDavid Conde Rodríguez, y del obispo auxiliar de GetafeMons. José María Avendaño Perea.

Entre los ponentes destaca el historiador jesuita Wenceslao Soto, responsable del Archivo General de la Compañía de Jesús en Roma, a quien Folgado definió como "uno de los grandes especialistas en Diego de Pantoja". También intervendrá la académica colombiana Clemencia Manrique de Díaz-Piedrahita, quien hablará de Pantoja como "modelo de relaciones internacionales", resaltando que "Pantoja habló de Latinoamérica en sus cartas. Hablaba también de Europa". La sesión será moderada por Raquel Pérez Sanjuán, del Consejo Escolar del Estado.

Según Folgado "Pantoja es un modelo de encuentro. Toda su tarea es un modelo de encuentro con el otro. Así lo ha destacado últimamente el presidente de China, el rey Felipe y también el Papa, que nos escribió una carta para el documental".

"El papa Francisco lo definió como 'Embajador de la cultura china en todo Occidente' y lo situó como testigo clave en la construcción de una nueva 'Ruta de la Seda del Pacífico', basada en el diálogo entre China y América Latina", añade.

"Es curioso que Pantoja escribe en tres idiomas y en cada uno de ellos intenta identificarse con aquellas personas a las que se quiere dirigir", explica el delegado de cultura y académico de Comillas. "Tenemos que darle muchas gracias a Dios porque Pantoja sea de nuestra diócesis. Es uno de los personajes más desconocidos, pero a la vez más importantes".

El acceso al evento es libre hasta completar aforo.

Nacido el 24 de abril de 1571 en la localidad madrileña de Valdemoro, De Pantoja ingresó en los jesuitas en 1589 y se formó en Toledo. Tras años de intensos estudios, en 1596 partió hacia China vía Goa. Al año siguiente llegó a la entonces colonia portuguesa de Macao, desde donde en marzo de 1600 entró en el continente para unirse en Nankín a Mateo Ricci, quien llevaba ya casi dos décadas predicando en China. Gracias a los «regalos exóticos» que llevaban, como unos relojes de sol y una especie de clavicordio, se congraciaron con el emperador Wan Li (1573-1620). Con un permiso especial para residir en Pekín, algo que por entonces era impensable para los extranjeros, se codearon con funcionarios de la corte y tenían acceso a la Ciudad Prohibida para enseñar a sus eunucos el funcionamiento de los relojes y el salterio.

Haciendo gala de la «política de adaptación», De Pantoja y Ricci buscaron puntos comunes entre el cristianismo y el confucionismo y vestían al modo mandarín, con un birrete sobre sus largos cabellos y barbas. «Pangdie», el nombre chino que adoptó deslumbraba en la corte con sus ojos azules y sus vastos conocimientos en matemáticas, geografía, filosofía y música.

«En 1602 escribió una larga carta al arzobispo de Toledo, Luis de Guzmán, que corregía muchos de los errores que circulaban sobre China y, traducida a varios idiomas, fue durante muchos años la guía más fidedigna de este imperio», detalló José Antonio Cervera, investigador del Colegio de México. En sentido inverso, De Pantoja escribió en mandarín obras como el «Tratado de los siete pecados y virtudes», conservada en la Biblioteca de Pekín, elaboró para el emperador un mapamundi y redactó «El mundo fuera de China», que sirvió a la élite cultural de este cerrado país para asomarse al exterior.

«Inventó palabras en chino para explicar la religión católica, como "todopoderoso", "destino" o "árbol de la vida", que luego se han consolidado en las traducciones de obras occidentales al mandarín», señaló el profesor Song Gang, de la Universidad de Hong Kong. Tras la muerte de Ricci en 1610, De Pantoja consiguió que el emperador concediera un terreno para su tumba y autorizara celebrar su funeral, lo que en Occidente fue considerado un gran triunfo de la misión apostólica, porque en la práctica equivalía a que el poder real daba el visto bueno al catolicismo.

Estas relaciones tan estrechas se rompieron cuando el sucesor de Ricci, Nicolás Longobardi, contravino la «política de adaptación», criticó a De Pantoja y censuró por idolatría los ritos y ceremonias confucianos. Las autoridades chinas aprovecharon para volver al emperador contra los occidentales. Pese a los intentos que hizo De Pantoja por volver a la «política de adaptación» con su artículo «Refutación», el monarca Wan Li firmó en 1617 un edicto prohibiendo la Iglesia y expulsando a los religiosos. Lejos de Pekín y sin el favor imperial, Diego de Pantoja murió en 1618 en Macao. Pablo M. Díez / ABC

 

Biografía de  Javier Burrieza Sánchez: https://historia-hispanica.rah.es/biografias/34601-diego-de-pantoja

Pantoja, Diego deShunyang Diwo Pang. Valdemoro (Madrid), IV.1571 – Macao (China), 9.VII.1618. Jesuita (SI), misionero, científico, músico.

Astrónomo/Catequista/Geógrafo/Jesuita (SI)/Misionero/Músico/Religioso/Tratadista

Este madrileño de Valdemoro había estudiado Gramática y Lógica en la Universidad de Alcalá de Henares antes de entrar en la Compañía de Jesús en el noviciado de la provincia de Toledo, en Villarejo de las Fuentes, actual provincia de Cuenca. Posteriormente, prosiguió su formación como jesuita, oyendo las lecciones propias de la Filosofía en el Colegio de Ocaña y las de Teología en la mencionada ciudad universitaria de Alcalá, cantera de muchos religiosos de la Compañía. Fue allí donde en 1596, al paso de Gil de la Mata que andaba buscando misioneros para la China, Diego de Pantoja encontró su horizonte misionero en Oriente. Pudo ser ordenado sacerdote antes de dirigirse hacia Lisboa, puerto de salida principal.

Era abril de 1596, y alcanzó Macao en julio de 1597. Cuando estaba esperando entrar en el Japón, empleó ese tiempo en concluir los estudios de Teología. Fue entonces cuando, en 1600, el visitador Alessandro Valignano le pidió que se uniese a Mateo Ricci en Nanking/Nankín. En marzo de ese mismo año, emprendieron ambos camino hacia Pekín, entrando en la ciudad el 24 de enero de 1601. Valignano había diseñado una estrategia disimulada de evangelización. Los chinos presentaban una actitud de superioridad frente a los extranjeros. Mateo Ricci, no obstante, se ganó la atención de los letrados y mandarines gracias a sus trabajos científicos. Al mismo tiempo, estos misioneros procuraron acomodarse a las costumbres chinas, entre las que se encontraban el aspecto físico. Renunciaban tanto Ricci como Pantoja a la imposición con la espada como había defendido otro jesuita, Alonso Sánchez. Si los santos padres, en los primeros siglos del cristianismo, se habían valido de la filosofía de Platón, también ellos podían encontrar en Confucio elementos compatibles con el cristianismo.

Pekín fue el escenario de buena parte de sus trabajos. Los jesuitas habían conseguido entrar en círculos políticos muy elevados. El propio Ricci había regalado al emperador Wanli un clavicordio y Pantoja se convirtió en el profesor de música de cuatro eunucos para que supiesen tocar ese instrumento. Al mismo tiempo, el jesuita madrileño era un experto conocedor de la relojería, así como de otras disciplinas pertenecientes a las artes manuales. Según confirmó a Luis de Guzmán, autor de una historia de la Compañía en aquellas tierras, estaba dispuesto a compaginar la ciencia con el apostolado. Por eso, no podía poner límite a los conocimientos. Había aprendido la lengua china y memorizado los ideogramas con el objetivo de desarrollar su dimensión literaria. Consideró necesario que se idease un alfabeto latinizado, subrayando los tonos del chino mandarín tal y como hacían los jesuitas europeos cuando escribían obras en la lengua china, aunque sin ideogramas. Ricci se ocupaba especialmente de lo que Sebes ha denominado "apostolado intelectual", mientras que Pantoja se responsabilizaba del catequético, rompiendo, cuando era necesario, los límites de la capital. Los resultados de esta estrategia los resaltó Ricci en su informe, cuando hablaba ya de dos mil cristianos en la ciudad.

Dentro de esa posición destacada que habían logrado los jesuitas en la Corte imperial, en 1612 se les encargó la reforma de su calendario. Fue Diego de Pantoja el que se responsabilizó del cálculo de las latitudes de las principales ciudades chinas. En el campo de la ingeniería, junto con Sabatino de Ursis, ideó modelos de maquinaria hidráulica para utilizar en pozos y ríos, con el fin de aprovechar estos recursos naturales. También la Casa Imperial le hizo encargos topográficos y Pantoja trazó cuatro mapas donde se daba cuenta de otras tantas partes del mundo, añadiendo sus comentarios acerca de la geografía, la historia, el gobierno, así como los recursos naturales de cada uno de los espacios. Sin duda, el prestigio de Diego de Pantoja era mucho, aunque a la sombra de Ricci. Quizás de no haber existido éste, las aportaciones del misionero español hubiesen sido más destacadas. No obstante, cuando Ricci murió en 1610, consideraron que Pantoja se presentara como sucesor natural de lo que se conocía como "misioneros letrados". A su vez, el jesuita madrileño expuso al emperador Wanli que Mateo Ricci debía reposar en un lugar destacado. Haciendo caso a la sugerencia expuesta, los jesuitas recibieron la cesión de unos terrenos en el muro occidental de Pekín, conociéndose después este espacio como cementerio de Chala. Curiosamente, cuando Pantoja murió en 1618, su tumba no fue muy destacada en la iglesia de Macao.

Sin embargo, todavía Diego de Pantoja habría de conocer las inestabilidades políticas de China que afectaron periódicamente a los jesuitas. Así, un decreto imperial de febrero de 1617 expulsaba a los misioneros; pasó entonces este sacerdote, que había contribuido a la mejora de la vida de los chinos, a Macao, donde murió al año siguiente.

Pantoja no sólo fue un ingeniero experto en la técnica, sino que además produjo, por lo menos, siete obras en lengua china. Una de ellas, titulada Qike daquan —es decir, Siete victorias sobre los siete pecados capitales—, fue muy reconocida por el sabio Wang Zheng, el cual mantuvo notables diálogos con el misionero. El prestigio de Qike daquan fue muy reconocido, pues fue recensionada en la Gran Enciclopedia de las Cuatro Tesorerías, publicada siglo y medio después. Desarrolló un epistolario muy amplio, escrito desde India, Macao y Pekín, aunque desagraciadamente es muy poco lo que se conserva. En su Valdemoro natal, ya a finales del siglo XX, se colocó una lápida en su recuerdo.

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Obras

Qike daquan [Siete victorias], Pekín, 1614 [Taipei, 1962]

Renlei yuanshi [Origen del hombre], s. l., s. f.

Tianshen mogui shuo [Tratado sobre los ángeles buenos y malos], s. l., s. f.

Shounan shimo [Historia de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo], s. l., s. f.

Bibliografía

B. Alcázar, Chrono-Historia de la Provincia de Toledo, Madrid, Juan García Infanzón, 1710

P. d'Elia, "La passione di Gesù Cristo in un'opera cinese del 1608-1610", en Archivum Historicum Societatis Iesu, 22 (1953), págs. 276- 307

J. Shi, Le P. Ruggieri et le problème de l'evangelization en Chine, Roma, 1964

Homenaje al Padre Diego de Pantoja 1971, Madrid, Centro Loyola, 1971

Western Humanistic Culture presented to China by Jesuit Missionaries, Roma, Institutum Historicum Societatis Iesu, 1996

Zhang Kai, Diego de Pantoja y China, Beijing/Pekín, 1997

L. Hsing Ming, El Español en China, tesis doctoral discutida y leída en la Universidad Complutense de Madrid, s. f.

J. Sebes, "Pantoja, Diego de", en Ch. E. O'Neill y J. M.ª Domínguez (dirs.), Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús. Biográfico-Temático, vol. III, Madrid-Roma, Institutum Historicum Societatis Iesu, Universidad Pontificia Comillas, 2001, págs. 2966-2967

J. Burrieza Sánchez, Jesuitas en Indias: entre la utopía y el conflicto, Valladolid, Universidad, 2007.