HIDALGO DÍAZ, Pedro Con los ojos fijos en el Señor (San Pablo, Lima, 2024, 243 pp)

Una reflexión creyente sobre la devoción que, desde hace 373 años, se vive en la ciudad de Lima, nacida en la periferia geográfica y existencial, y que hoy es la principal de la ciudad y el país.

Una experiencia devocional capaz de inspirar la vida cristiana, de suscitar una vivencia espiritual –y aún mística– en quienes, desde la sencillez evangélica, se abren al don divino y con los ojos fijos en el Señor, procesionan la vida, siguiendo a Jesús, con los hermanos, en Iglesia, testimoniando con una vida renovada desde el evangelio, el amor de Dios que han experimentado en su vivencia devocional.

Este libro quiere aportar una reflexión integral a la devoción en 6 apartados:

1 Octubre, mes de el Señor de los Milagros con la descripción de los rasgos identitarios. 2. Breves apuntes históricos de la devoción, basándose en los fundados estudios del P. Rubén Vargas Ugarte.

3. La procesión del Señor en la que describe sus elementos materiales como el anda, la imagen, hasta los personales como la Hermandad, la Banda, la PNP, los fieles, las Nazarenas, y acciones diversas como los homenajes, guardadas, vendedores, recorridos extraordinarios. Los tres capítulos siguientes nos revelan los conocimientos teológicos, espirituales y pastorales del autor que ha bebido la devoción en su familia y la ha actualizado y fundamentado en su práctica y en sus estudios teológicos, así como su acompañamiento espiritual a la Hermandad.

4. Una imagen devocional que conduce al núcleo de la Revelación divina (Trinidad, Padre, Hijo, Espíritu Santo), Madre Dolorosa, María Magdalena.

5. Apuntes para una teología de la devoción al Señor: Dios me ama, ternura y compasión, salvador y obrador de milagros, búsqueda y encuentro, fraternidad y vida.

6. Meditaciones espirituales. Reflexiones desde el Evangelio    que emergen de su devoción nazarena, hasta perfilar algunos trazos de una reflexión teológica para evidenciar su consistencia. Se subdividen en tres secciones: Reflexiones desde el Evangelio (11), la experiencia de fe (12), los cantos al Señor de los Milagros (7), que suman 30, una para cada día del mes.

Dejo constancia de mi gratitud por un alimento tan sabroso, fundado en la Palabra de Dios y enriquecido por el saber teológico y la meditación contemplativa del autor.

Como muy bien se indica en la promoción de obra Con los ojos fijos en el Señor "quiere ser una ayuda para pasar de la mirada física a la mirada espiritual, honda y profunda, la que es respuesta al haber sido mirado antes por el Señor.

Como dice el propio autor "La imagen del Señor de los Milagros se convierte en posibilidad de reconocimiento de la revelación de Dios y de aceptación de la misma por la fe, que se cristaliza al reconocer a Jesús como Señor" p.123

Comparto uno de los epígrafes:

"El milagro del amor que se expresa como perdón" pp.192-193

La muerte de Jesucristo es oferta de salvación y vida para todos los seres humanos, necesitados de redención. Jesús salva mediante la cruz, expresión de amor que se expresa como perdón, pues el perdón es la garantía del verdadero amor. Sólo quien ama, perdona. Y se perdona a quién se ama. Amor y perdón son directamente proporcionales.

La devoción al Señor de los Milagros es una fuerte invitación a la conversión. Así lo ha entendido el pueblo de Lima que, en octubre, hace penitencia y busca el perdón divino sobre todo mediante el sacramento del perdón. Así lo muestran las largas filas de devotos que buscan confesar sus pecados y recibir la gracia del perdón, al punto que, junto al Santuario de las Nazarenas, las diligentes monjas procuraron en 1990 la construcción de una gran Capilla de la Reconciliación. Otro signo de este deseo de conversión es que la tradición de la ciudad ha llamado al mes de octubre la «cuaresma limeña», considerando el mes del Cristo de Pachacamilla como un tiempo de conversión, de revivir la oferta viva de la salvación.

Contemplando la escena de la crucifixión, se comprende el don de amor de Jesús, Hijo de Dios, se vislumbra el gran milagro: el amor misericordioso de Dios que perdona. El devoto que madura el amor a su Señor hace más que acudir un rato a la procesión, aviva el deseo y la determinación de recorrer la vida contando con Jesús, pidiéndole el don de no separarse nunca de Él, de no despreciar su amor jamás, de saber vencer la fuerza del pecado con el don de la gracia divina que brota de la cruz. Octubre es, en Lima, y por extensión en todo tiempo y lugar que se celebra al Señor de los Milagros, un mes de reconciliación con Dios, de reconocer la propia insuficiencia, el pecado, y volver a la amistad viva con el Señor. Él convoca a quien le busca fijándose no en las miserias personales, sino en la grandeza que Él sabe que cada quien puede alcanzar, si se deja convertir por Su amor. El gran milagro de octubre ha de ser la conversión, un mayor crecimiento en el seguimiento de Jesús, dejando atrás la mediocridad y el pecado.

En Lima, el mes de noviembre se aprovecha para que cada hermandad distrital y local prolonguen la procesión y devoción vividas en el Mes Morado. Recomiendo vivamente este manual auténtico y modélico de la devoción nazarena. 

Categories: